Para Umberto Eco, la masificación de la música trae aparejados varios problemas.

La gente escucha música producida y ya no aprende a producir música; y, sin embargo, la música se comprende a fondo produciéndola y no simplemente escuchándola…

por otra parte, y siendo mas positivo al respecto comenta:

…la difusión del disco desanima a las ejecuciones publicas de nivel mediocre.

El punto en mi opinión, y algo que padecemos todos los amantes de la música, es que ésta, al pasar a jugar en el reino de los productos, comienza a contaminarse de los usos y costumbres de estos como si fuera un bien de consumo mas. Es decir que los contenidos se comienzan a universalizar. Los repertorios, las bandas, las estéticas y los mensajes comienzan a estar cada vez mas estereotipados y las propuestas originales quedan relegadas a espacios poco menos que marginales o por lo menos fuera del circuito habitual. Eco analiza este punto también

el disco propaga solo un repertorio comercialmente universal, alienta una determinada pereza cultural y una desconfianza hacia la música insólita […] la difusión de la música ligera contribuye a una universalización del gusto […] la música reproducida debe consumirse rápidamente y envejecer pronto, de modo que se cree la necesidad de un nuevo producto.

Sin embargo, no debemos culpar al disco por esto! son los hombres, no los discos. Gracias a las reproducciones comerciales de discos mucha gente, que vivía al margen de los conciertos, puede acceder a música maravillosa.

En este marco, un nuevo uso aparece para la música, la de brindar un “…<continuum> en el cual moverse en todos los momentos del día…”.

Fuente: Umberto Eco: Apocalípticos e integrados