Primero vinieron por los felinos, pero no me importo, porque yo no soy felino… Después vinieron por los perrunos, pero no me importo porque yo no soy perruno… Ahora están aquí, están golpeando la puerta (bah, ya la golpearon, abrieron y se comieron todo de la heladera) y se la llevaron…. mi juventud… se fué! Por cuá? Por cuaaaaahhh? –Si no recordás esta campaña de TV de los 90´s, no vas a cazar el tono de la intro–
No recuerdo, durante mi vida adulta, haber pasado siquiera un día en cama, si, ni uno. No me enfermo. Bueno, no me enfermaba. Parece que mis días de dormir 5 horas y andar en remerita en Ushuaia se van terminando 🙁
Por cansancio, clima, virus o astros fué que mi habitual resolución a las pestes: hacer como si nada y que el sistema inmunológico se haga cargo, no fue suficiente y mi gripe galopante evolucionó a una bronquitis voladora con suspenso en neumonía cósmica –para los que no saben español traduzco: not good at all-. Como dí con el diagnóstico? Después de dejar pasar los días habituales y notar como al malestar se le sumaban mocos, a los mocos más dolores, al dolor tós y a la tós, mareo. En este punto me cague todo asusté y, tras una agónica peripecia logística, fuí a la guardia del Pirovano -hola Macri, te voy a hacer mierda un ratito, veni, sentarte acá-
La tentación de despotricar contra la
compra yventa de humo es grande PERO me voy a limitar a relatar lo acontecido y seguir con la guitarrita. Dejo el debate público para los que saben y tienen un análisis más amplio y objetivo.
Cuando decidí que no estaban dadas las condiciones para emprender el viaje –por lo menos no como conductor, por ahí como mosquitero o espantapájaros andaba…-, me puse a buscar las dependencias de salud pública cercanas a Nuñez, donde estaba parando. Entré a la web de Salud del Gobierno de la Ciudad y, para mi sorpresa, había un mapa con todas las dependencias de salud –también estaban las privadas como para hacer bulto pero bueno– además de los hospitales y las estaciones saludables que te toman la presión y demás, figuraban unas salas barriales de salud, cosa que, para mi gratisima sorpresa, era exactamente lo que necesitaba. Miré la dirección (Cuba y Guayra) y le pedí a un amigo que me lleve –porque por mis medios ya no podía hacer ni 10 metros– y allá partimos.
Llegamos a la intersección en cuestión para encontrarnos con que no había nada parecido a una salita. Después de buscar un rato encontré en la pared al lado de una puerta de un garaje un cartel tamaño A4 con los horarios de la sala: de lunes a viernes de 9 a 20 y en la puerta otro que decía de 9 a 12…. Macri…. MAAAAACRIIIIIIII. Era sábado, nunca sabré cual era el horario correcto ni si efectivamente era un servicio que funcione.
Fui al Pirovano, esperé 5 horas y me atendieron muy bien (como pudieron obvio, porque tenían gente arriba de la gente y camillas en los pasillos. Triste, muy, mucho.
La obra de arte que puse por portada la hice con Graffiter