Llegamos a Sao Paulo por la tarde. Pasaron un par de horas hasta que, sorteando el tránsito, llegamos a la casa Fora do Eixo donde Gabi nos recibió muy amablemente. Estuvimos conociendo la gente y la casa por un rato y partimos rumbo a la Casinha do Mooca una de las casas dependientes del programa Hospeda Cultura de Fora de Eixo.
[Mencion de honor para EL transito de Sao Paulo] Un detalle muy importante si vas a andar manejando por allá , y por ciudades grandes en Brasil, es que hay que respetar la faixa (carril). No es joda, si te cruzas de carril te llevas puesto mínimo
unasiete motos, máximo un camion apurado. El transito es muy desordenado en general pero dentro de ese caos hay algunas practicas que evitan que se maten todos.
Parece bastante obvio que la gente quiera comunicarse pero NO. Mucha gente a lo largo de Brasil se embola bastante rápido cuando no hablas bien portugués o pedis que repitan las frases.
Como decía arriba, pasamos la noche en Mooca entre historias en portuñol y música con Pedro y Mike, dos de los habitantes de la Casinha. Si tuvieras oportunidad, checa las actividades que realizan porque hacen ciclos de musica, pintura y yoga entre otras cosas.
Al otro día temprano y después de desayunar con Zé (foto abajo), salimos para Pedra Grande, un punto panorámico natural en el Parque Estadual da Cantareira, cerca de la ciudad. Estaba cerrado así que terminamos tomando unos mates en el Horto 🙂 un parque gigante con animales y una vegetación tremenda -de acceso gratuito además, gran plan para cortar con el ruido reinante-
Después de comer algo en un parador local y previo chocar levemente (fuck!) volvimos a la playa, esta vez a Ilha Bela, pero eso es otro post 🙂