Arriba, en la montaña, el Glaciar Martial (Ushuaia)
Este vendria a ser el post sobre la caminata que no fué. Subí hasta el refugio de montaña en la base del Glaciar Martial, para enterarme de que todavía no era temporada y no tenían equipamiento para alquilar. Ademas, había alerta de derrumbe por varios desprendimientos ocurridos en esos dias por lo que seguramente tampoco me iban a dejar subir demasiado :p.
SI, volver a ensayar para la presentación de dada en el Centro Beagle parecía buena opción pero NO 🙂
Me las rebusqué para subir hasta lo mas alto que se permitia con mi rustiquisimo (no) equipamiento… o sea un pantalon no impermeable, zapatillas no impermeables y bolsas del super en los pies para mantenerlos mas o menos secos.
Entre mi falta de ropa y lo que viene, este post se convirtió en no apto para madre y abuelas.
Tras pasar unas horas subiendo y parar en la base de la picada hacia el Glaciar Martial a comer y tomar unos mates, encaré la bajada. Si, la tentación de zambullirme en el blanco y bajar rodando envuelto en GLORIA una bola de nieve gigante, fue grande PERO soy mas adulto que eso 🙂
Bajando del Glaciar Martial
En su lugar y haciendo caso omiso a las recomendaciones de un lugareño, me aventuré por uno de los senderos de montaña.Por supuesto la señalización del sendero –marcas de color en algunos arboles de tanto en tanto- estaban tapadas de nieve, cosa que hizo un poco complicado seguir el camino hasta abajo.
Afortunadamente había un rio cerca –tapado por la nieve también-, con esa referencia logre bajar sano y salvo… –terminé en un campo alambrado que tuve que rodear haciendo alguna que otra peripecia pero acá estoy ¿no? –
Sacando cuentas después de esto y sorprendido de mi desempaño, caí en la cuenta de que ya tengo como 15 años de senderismo encima o sea que taaaan improvisado no soy. Con esto quiero decir que “niños, no hagan eso en sus casas”.